
Ejemplo de ello podría ser el caso de Sara Mesa, de la que, por fin, puedo decir que lo he leído todo (aunque alguna cosilla se me escapará, como es debido). Estos días he podido leer Perder el miedo. Un manual para la vida y también No es fácil ser verde. El primero es un ensayo publicado en 2020 “en exclusiva para los amigos de la Fnac” (y gratuitamente, por la compra de X euros en libros) por Providence/Books (eso sí, a través de Penguin Random House), de la que sabemos lo siguiente (gracias a una de las solapas):
“Nace PROVIDENCE/BOOKS con la intención de publicar los textos que nos gusten relacionados con el miedo. Solo exigiremos la mayor calidad literaria y el más perspicaz y acerado análisis. Y, si los textos son narrativos, que provoquen un escalofrío paralizante en los lectores. No nos encontrarás en las redes, tenemos una vocación más oscura; nuestra redacción está situada en un caserón semi abandonado que, a veces, cambia de distribución”.
Sara Mesa ya había publicado un ensayo en 2019, Silencio administrativo, con el sinhogarismo y los laberintos burocráticos como eje. El año siguiente le supuso su confirmación literaria la novela Un amor, más allá del círculo de la crítica y de los lectores atentos a las voces narrativas contemporáneas españolas. Aprovechando la ola, se publica este ensayo en torno al miedo: partiendo de la descripción de la “almendra” que es la amígdala albergada en el cerebro reptiliano, reflexiona sobre las edades del miedo (con especial atención a la infancia), el “género” masculino o femenino del miedo, así como sobre la estética, la economía, la publicidad, la teología, la política, la geografía o la historia del miedo, además de añadir secciones sobre diferentes clases de fobias o miedos (a cada cual más raro…) así como listas con libros, películas y cuadros “de miedo”. Confirmaremos que hay miedos “de toda la vida”, que heredamos de nuestros ancestros, pero también reflexionaremos sobre los miedos propios de nuestra época, como los relacionados con la seguridad y las redes sociales, a pesar de que parezca que “Le hemos perdido miedo al miedo y ahora lo manifestamos sin pudor. Tonto el que no lo sienta” (pág. 70).
Pero de su último libro (aunque ha habido otros textos, como el cuento que se publicó para inaugurar la publicación impresa de El Cultural este mismo año, entre otros textos “periódicos”) podemos volver a uno de sus primeros, No es fácil ser verde. No obstante, se ha de notar que sus primeras publicaciones no serán novelas: su primer (y último) libro de poesía, El jilguero agenda, es de 2007, y un (supuesto) libro juvenil ilustrado, La sobriedad del galápago, de 2008. Tras estas primeras tentativas (hoy difíciles de encontrar), una aún no muy conocida Sara Mesa publicaba un libro de cuentos (aún más difícil de hallar): No es fácil ser verde, título que toma de uno de los relatos insertos. Con todo ello se puede confirmar una idea: que la horma de esta escritora es la “media distancia” narrativa, las historias raras inmersas en la más plana cotidianeidad. Pero lo cierto es que (aún) no ha sido reeditado, como sí ha sucedido con Un incendio invisible, una novela que le sucedió.
Un reciente estudio colectivo sobre su obra se ha remontado a sus primeras obras para demostrar que en ellas está precisamente la almendra de toda su producción literaria, aunque esta haya acabado derivando en una línea concreta como es la más realista (pero no menos desasosegadora). Ese mismo estudio, por otro lado, vendría a confirmar ese buen momento de la escritora tras una constante y sólida trayectoria.
Pero a lo que íbamos justamente es a corroborar otras maneras de confirmar ese reconocimiento (de crítica y público pues, ya se sabe, no siempre van de la mano). Será necesario confesar que el ensayo de Mesa sobre el miedo ha sido necesariamente adquirido a través de una librería de segunda mano y que el primer libro de cuentos de la autora lo he conseguido gracias a una alumna que la estudia y que ha podido tomarlo de otra universidad. Veremos por cuánto se revalorizan si es que se deciden a reeditarlos; por el momento, podremos ver cómo oscilan sus precios en el mercado de segunda mano.
Eso sí, ahora puedo decir que he leído (casi) todo lo escrito por una escritora cuya literatura me atrae irrefrenablemente desde que comencé a leerla hace unos años y que augura nuevos derroteros, nuevas reflexiones, nuevos desafíos a través de la palabra.