“La sugerencia de algo intangible”, eso es lo muestra una novela corta según Soledad Puértolas en la respuesta que concedió para el número monográfico sobre la novela corta que con honor e ilusión coordiné y que se publicó en junio de 2020 en la excelente revista Ínsula:
https://www.insula.es/sites/default/files/articulos_muestra/12_encuesta.pdf
https://www.insula.es/ver-revista/73772
La escritora estimaba que ese género narrativo estaría viviendo una fructífera edad a la que, añadimos, ella misma ha contribuido y está contribuyendo. Lo hace ahora con Cuarteto, libro publicado en noviembre de 2021 por Anagrama, editorial que, felizmente, está apostando en los últimos años por la nouvelle. Al igual que otros autores, como Andrés Barba o Luis Mateo Díez, esta escritora reúne novelas cortas en unaa composición literaria, tan sutil y delicada como rotunda en su melodía.
La sutileza argumental y la suavidad estilística aúnan los relatos para conformar una unidad compositiva, notas bajo las cuales se hallan historias con una trayectoria marcada por los meandros de la vida de cada protagonista. La sofisticación la marcan también los títulos de cada una de las piezas: Horror vacui, Ceteris paribus, Festina lente y Noli me tangere. Y, aunque por los títulos, al igual que por las localizaciones, parezcan historias lejanas en el tiempo y en el espacio, sin duda, hablan de nosotros hoy. Sobre todo lo hace la primera, que gira en torno a una enfermedad que padece una princesa y que lleva por nombre “horror vacui”, por la cual la bella joven no puede parar de hacer cosas:
“Los enfermos de horror vacui, aunque no paraban de moverse y siempre tenían algo en las manos, por lo que no prestaban demasiada atención a cuento les decían los demás, tenían un aspecto bastante normal, pero en las escasas ocasiones en que se detenían, en que se quedaban fugaz pero completamente inmóviles, producían la terrible sensación de no tener nada dentro. Eran seres vacíos. Sí, ahí se captaba la esencia del terrible mal. Ese era, sin duda, el horror vacui” (página 11).
Además, es un mal que la lleva a ella confinarse y a no saber disfrutar de la vida, al mismo tiempo que hace proliferar a sacerdotes, curanderos y charlatanes. Tal vez podríamos atisbar en este relato uno de los senderos por donde podrá ir la literatura nacida al calor de una pandemia, que está coincidiendo con la visibilización de la salud mental y con la evidente manipulación de medios políticos y periodísticos.
Por supuesto, los relatos de una escritora como Puértolas son ricos en lecturas, por lo que del mismo modo nos interpelará la historia que cambia aunque todo siga igual, la historia que llama a apresurarnos aunque lentamente, la historia que empuja a buscar aunque también a dejar marchar.