Con Ary Malaver de celebración

Las fotos, vayan por delante, lo demuestran: ayer una estuvo de celebración. Cumplía años y lo celebré de varias maneras, también «a la literaria». Cerramos el día brindando por la vida y, también, por la literatura. Lo hicimos tras la presentación del libro que acaba de publicar Ary Malaver, titulado Espejos (Valparaíso, 2022).

Y un libro sobre reflejos de ausencias, notas a páginas a la nada e índices inventados, no podía ser presentado sino con una performance improvisada: no habían llegado los ejemplares a Libros Traperos, aunque circuló una plaquette a modo de recuerdo, así que fue una presentación de libro sin libro en la que se preguntó sobre el silencio, el juego y la imaginación.

La espera de la llegada del libro pasará mientras rememoramos el anterior, Incidentes, que salió en la misma editorial y que pude reseñar para la revista Quimera en septiembre de 2019.

https://tienda.revistaquimera.com/2019/3155-revista-num-429-septiembre-2019.html

Y aquí va el texto sobre su interesante propuesta:

“INCIDENTE. 1. Que sobreviene en el curso de un asunto (…). 2. Disputa (…). 3. (…). (DEL)”

Incidentes es el título y un laberinto blanco sobre fondo negro es el diseño de la portada de la ópera prima de un doctor en literatura hispánica como es Ary Malaver: gratamente raro no deja de resultar el hallazgo de un laberinto plagado de pasadizos y recovecos que irónicamente es presentado bajo una apariencia incidental, mínima o hasta banal, y que es trazado a manos de un docto en fórmulas y teorías (plasmadas en el ensayo La brevedad como poética) que resuelve adentrarse por primera vez en el taller del artesano literario, en particular, el de los textos intensamente breves. Es el taller que bien conoce la avalista de este libro, la escritora argentina Ana María Shua, quien en su prólogo ofrece una muestra más de su capacidad de dar súbitamente con el centro del laberinto o de la diana cuando destaca el especial valor de las epifanías, los umbrales o lo subterráneo en esta compilación de Malaver.

Viajero y polifacético, este profesor de origen peruano que imparte sus lecciones en una universidad norteamericana publica y presenta su libro en 2019 en España, fortaleciendo el puente literario con Hispanoamérica y reafirmando la óptima salud del “género” de la ultrabrevedad textual: salvo excepciones, no sobrepasa el espacio de una página ninguno de los setenta y tres textos reunidos, microtextos, microficciones o “micro(X)” (permítasenos jugar como el autor) que nos obligan a resignarnos a una catalogación genérica sin salida. Malaver se encarama así a la cresta de la ola del presente literario, pero con el impulso de la sólida tradición del pasado que se puede entrever en el recurso de un libro dentro del libro, de un cuaderno o manuscrito encontrado de difícil lectura, de un juego abisal de voces y narradores, de un conjunto de textos unidos en la diversidad, todo lo cual tampoco puede no oler a Cervantes.

Pero la declaración de intenciones de este libro se puede seguir vislumbrando en otros de sus umbrales. Sí, se está ante un laberinto circular y lúdico, que no por ello vacuo: con un principio que es un listado de los títulos en cursiva y en minúsculas y con un final que refleja el mismo censo pero paginado, se listan títulos juguetones (como lo demuestran en ellos el uso de los paréntesis, la invención léxica, el recurso a otras lenguas y otros registros, o las autocitaciones) para textos igual de juguetones (como lo manifiestan los tanteos con géneros como el epistolar o el fabulístico o el poético, o con la página como lienzo en blanco a la manera de los caligramas). Para jugar en este dédalo literario hay que “atreverse”, como reza el título del primer texto: se sabe por dónde se entra pero no por dónde se sale, pues las sinergias entre los textos recogidos hacen que el efecto sea superior a la suma de estos hechos textuales incidentales. Además, como revela la crisálida del segundo texto, titulado “pupa papa”, en esta compilación hay metamorfosis, dobles y fantasías. Efectivamente, hay continuos y vertiginosos cambios: en otros títulos, como “visiones de hoy: «tengo miedo de los estadounidenses» (tengo miedo del mundo, dios es gringo)”, aparece la primera persona del singular, que alterna en otros textos con la tercera y la segunda (como en el texto “no existe(s)”), pues sin duda se trata de un libro apelativo. Más claves interpretativas o metaliterarias se hallan en otros títulos: “arte vano”, “(re)crear”, “ficciones”, “buscar, hallar”, “final, principio”, “hadas hipertextuales”, “sueños mortales (nunca ovejas eléctricas)” o “whale rider”.

Detrás de este irónico laberinto no puede haber soluciones ni salidas, pero sí una invitación a saber (re)leer(se), invitación que aquí será devuelta al autor, para que esta digna y plausible rareza sea solo el principio.