Hilemos con lo anterior: Resulta que Alfonso García-Villalba forma parte del comité de lectura de la revista de literatura El coloquio de los perros, de la que es codirector Juan de Dios García, que es el autor del libro que fue presentado el pasado viernes 6 de mayo en Libros Traperos, Canto fenicio, publicado por Chamán Ediciones en el mes de abril (parece que a este libro una no ha llegado tan tarde). ´
Y como ya hemos sentado precedentes, remitiremos a tan admirable revista y sus reseñas, así como a otro modelo de bitácora literaria, porque modelo es Juan de Dios García en su respeto a la literatura, al trabajo que se ve y no se ve detrás de las palabras, como es también el de enseñarlas y darlas a conocer:
https://elcoloquiodelosperros.weebly.com/
http://juandediosgarcia-literatura.blogspot.com/p/mis-libros.html
Este libro (que, pese a quien le pese, se incrusta en la serie Poesía de la editorial que publica), como bien reza el acertado título, es un canto, un canto a lo que el autor tiene de fenicio, a la familia de la que viene y a la que va, a su vida desde que es vida. Lo ilustran algunos títulos: “Talasocracia”, “Estado de la embarcación”, “Generación del 75”, “Los amigos muertos”, “Mister Witt Café”. Pero como de su vida forma parte la escritura, escogeré aquí uno de los textos más excepcionales (en el sentido de diferente respecto a la tónica, pero no solo), uno de los más “interiores” o “desnudos”, y también más poéticos, si no metapoéticos, con imágenes y juegos más arriesgadamente oníricos; es el titulado “Introversión”:
“Cada vez más oriental. Mi oficina es un lago interior. Me siento a escribir delante del ordenador totalmente desnudo.
Mientras al mundo le crece el cabello, y o solo persigo un trozo de eternidad congelado en el pecho. El truco está en que parezca que todo sucede por primera vez y que las olas te siguen dejando en el mismo lugar: siempre hacia arriba, como el humo y el poder.
Qué difícil se hace regresar de la libertad. Qué sencillo morir en ella. Qué poco importa el blablablá de los enamorados de éxito, con vocabulario napolitano y una nariz de pico de ave.
Dejé de amar para dejar amar.
La jaula está abierta y vacía. Puedo ya descansar. Cuelgo la piel sobre el tejado, el levante la perfuma. Me estoy transformando en un proverbio chino.”
