«Las cuatro esquinas», o las cuatro novelas cortas de Manuel Longares

Cuatro esquinas hay en mi ciudad, Murcia, como las puede haber en otra ciudad, por ejemplo, Madrid, que es por donde pululan los personajes de las historias que componen el libro de Manuel Longares titulado Las cuatro esquinas. Después de algo más de una década, pues fue publicado en 2011 en Galaxia Gutenberg, acaba de ser reeditado con apenas variaciones en Cátedra a cargo de Ángeles Encinar. Da alegría, y no poca, que se le haga justicia a un escritor imprescindible en el panorama contemporáneo español, homenaje y reivindicación que no podría ser sin un riguroso estudio preliminar de una conocedora del autor, el de Encinar. Aunque por sí mismo y en sí mismo le sobran justificaciones, permítase que se acreciente el valor de esta edición por la valoración y el conocimiento amplios de los que goza la estudiosa sobre el género de la novela corta y de la novela compuesta, sobre los que sugestivas propuestas teóricas se han venido aportando en los últimos años.

Con o sin mapa, podremos pasear por las calles de algunos barrios madrileños de la mano de los personajes, pero también podremos dar una especie de paseo temporal, ya que, siguiendo el orden del libro, nos situaremos en distintas etapas de la historia reciente de España desde la posguerra, pasando por los años 60 y 70, hasta los primeros años del siglo XXI. Porque, también, Longares es un escritor imprescindible en el retrato de la Transición española (no en su silenciamiento). Aparte de la cohesión espacial y temporal del libro, bien armado como novela compuesta (aceptaremos tal denominación), es digna de apreciar la unidad de tono, marcado por la ironía, una ironía a veces muy amarga y sutil que acaba revelándose como el único instrumento eficaz para las dobleces humanas.

“El principal de Eguílaz”, “El silencio elocuente”, “Delicado” y “Terminal” son los títulos de estos cuatro rincones literarios de Longares, quien generalmente ha cultivado la novela y el cuento y ha cuidado la construcción y ordenación de sus libros. Sus virtudes y señas literarias se aúnan con fuerza en este libro, introducido a su vez por una “Propuesta”, firmada por él mismo. Afirma Encinar: “todos forman un mosaico de la historia de España durante un amplio período, equivalente a la vida de un individuo desde su infancia hasta su vejez, como se sugiere en el preludio. Estas cuatro esquinas presentadas a través de la ciudad de Madrid son como cuatro cuadros de un museo que reflejan la evolución del país, caracterizados en gran medida por su pertenencia a ese museo”, siendo esta última referencia una metáfora del gusto del escritor.