Otras personas que me quieren bien me avisan de que Sara Mesa, cuya literatura leo y estudio de continuo, publica un cuento en una revista, “Tríptico familiar”. Con él vuelve a demostrar su puntería con la narrativa breve y con el contraste entre el mundo de los niños y el de los adultos (padres y profesores), a través de razonamientos que, de tan lógicos, de tan obvios, de tan firmes, descuadran a esos otros adultos que los leen. Aquí el cuento:
https://www.elespanol.com/el-cultural/letras/20220111/triptico-familiar/641435930_0.html
Se publica en una sección dedicada al cuento dentro del primer número de El Cultural en su formato en papel, que acaba de ver la luz en la semana del 7 de enero de 2022 (por dos euros) sin dejar de publicarse digitalmente (con textos en abierto y también por suscripción). Incluye otras secciones, las habituales en revistas culturales: opinión, entrevistas, arte, teatro, cine, ciencia, listas, reseñas… Comienza una nueva andadura (sostenida por El Español de Pedro J.) con ajustes que explica Luis María Anson (presidente), por ejemplo, en el equipo, con Javier Carbajal como director y Blanca Berasátegui como editora. Dejando un poco de lado la labor de crítica literaria aquí para dar paso a la de profesora, es este tipo de publicaciones el que suelo poner para “estudio de casos” o prácticas en las clases de Crítica Literaria, con tareas varias que pueden ir de ese análisis de secciones al simple subrayado de adjetivos: mejor, nuevas, renovadas, intelectual, sagaces, objetivas, independiente… representan una muestra tomada de “Primera palabra”, la sección inaugural firmada por el mencionado presidente.
Por pura casualidad, revisando (y rehaciendo) esta entrada, he sabido que este viernes habrá en el mercado otro suplemento cultural nuevo, La Lectura (esta dependiente de El Mundo). Para anunciarlo se ha publicado un elenco de buenos deseos por parte de distintas personalidades de la cultura.
De alguna manera, para lo que le sirve a una lectora y crítica ajena a esos círculos es para reafirmar una impresión que venía rodándole en los últimos meses: los suplementos literarios “oficiales”, los de grandes tiradas, los respaldados por potentes empresas de la comunicación, estaban de capa caída. Seguramente coincida con cambios (o decadencias) de otros suplementos culturales de nuestro país, por lo que se entiende que el escenario crítico, aunque vivo, necesita de una sacudida. Es de celebrar, para mí, que sigan naciendo y renaciendo revistas culturales y literarias, para que su función no decaiga, la de informar y analizar el panorama artístico, que por naturaleza es y debe ser variado, y la de dejar espacio a breves creaciones (con ese aire de la prensa de hace más de un siglo). Creo que solo la suma de muchas y variadas revistas, en diversos formatos y tiradas y circunscripciones, puede contribuir a una visión poliédrica de una realidad literaria que ni es ni puede ni debe ser plana.
Así, prestaremos atención a las ¿nuevas? propuestas. Podremos seguir leyendo no uno, sino varios suplementos, a nuestro ritmo, a nuestra manera, celebrando sus aportaciones, con la variedad del gusto.