Publicar un libro crítico y duro, reivindicativo y político, es tan decididamente arriesgado como premiarlo. Las novias (Inlimbo) de Cristina Morano (Alcázar de San Juan, 1967) se hace con el II Premio Alfonso X por la categoría de Literatura, reservada para obras publicadas por escritores vinculados a nuestro Región, en este caso, en el año 2022.
Las características propias de la escritura de Morano, primordialmente poética y ensayística hasta la fecha, se conjugan en la que viene a ser su primera novela. El texto se pensó inicialmente como guion para una serie destinada a verse en plataformas, lo que puede explicar lo efectista de ciertos giros y la trama misma. De forma inusitada la autora arroja luz sobre unos hechos que hoy pueden resultar familiares en ciertas series televisivas “teenagers”, violentas, negras, pero no tanto en la literatura española contemporánea que, no obstante, en los últimos años viene ofreciendo oscuros retratos de personajes que se adentran en la adolescencia, como Andrés Barba o Sara Mesa.
Las novias gira en torno a un grupo de adolescentes que muestran una máscara ante sus familias y los profesores de su instituto, el IES Berta Cáceres, muy diferente a la cara con la que entre ellos se tratan. De ese grupo despuntan las chicas, las que podrían responder al apodo de las “novias”, y especialmente una como protagonista y narradora: Trinidad, Tritona para los amigos, los de su clase y también los virtuales. Porque estos jóvenes se relacionan también a través de diferentes redes sociales y aplicaciones, sobre todo las relacionadas con retos y apuestas, primero de poca monta, pero después de otras que mueven cantidades millonarias, dentro y fuera del país. Estamos, pues, ante uno de los lados oscuros de la sociedad de nuestros días, cuyos ecos nos pueden llegar a través de las noticias y algunos testimonios, pero no tanto por medio de la literatura contemporánea. Morano sabe apreciar y explorar ese “nicho” literario.
No se puede esperar nada tibio, edulcorado, sino visceral y hasta escatológico, como tampoco se puede esperar que el riesgo, el desagrado y la violencia no vayan en aumento, aun partiendo de un grado nada despreciable, porque el reto último se va de las manos y el cinismo no tiene límites. Se arranca de un preámbulo, “Bienvenida a los asistentes” y se pasa por seis capítulos: se nos presenta el mapa a partir del IES Berta Cáceres, a los personajes a través de las extraescolares y el curso, y al final a la Novia y el negocio. Algunos de los momentos más chocantes son aquellos en los que aparecen los padres y las madres, esto es, los Jefes y las Jefas, como ellos los llaman: ellos ofrecen visiones y soluciones políticamente correctas, supuestamente sensatas, pero a costa de un abismo de incomprensión insuperable hacia sus hijos, que solo saben responder con mentira y más violencia, reacciones irracionales que tampoco buscan explicar.
“Lo que sí me importó fue que, como siempre, los Jefes y los profes nos dejaran apartados de la verdad. Quitaban la tela cuando salía la noticia de la Txarra (…). Se hablaba en los programas de actualidad del modo de vida de una Begoña que me resultaba ajena. Una niña aficionada a la música gótica, a pintarse los labios de negro, a tintarse el pelo de azul. Los comentaristas de la tarde decían que fumaba y se escandalizaban. Decían que tenía sobrepeso y se escandalizaban aún más.
Luego, el programa seguía con las secciones de economía o sociedad y daban paso a los testaferros de delincuentes, entrevistas a jueces corruptos, daban pábulo a políticos dictatoriales y entonces sí, entonces se quedaban tan tranquilos.
Ah, entonces no se escandalizaban.
Me daban ganas de tirar el televisor por la ventana.” (pág. 187)
Todo tendrá consecuencias sobre el cuerpo.
Los lectores y, con ellos, los jurados que componen las convocatorias de diferentes premios, están reconociendo el buen momento de la literatura que se escribe en Murcia, un panorama rico en su heterogeneidad, en la que cabe la crítica y la reivindicación. Y que así siga.