Premio Nobel para Annie Ernaux

Valga esta suerte de homenaje con un texto suyo a la escritora Annie Ernaux, quien hace unos días era galardonada con el Premio Nobel de Literatura. Valga, también, después de haberle dedicado aquí una entrada a la merecedora del Premio Nobel Alternativo en 2018, como es Maryse Condé. Y valga, además, aunque ese, como el resto de premios literarios, no deje (necesariamente) de ponerse en cuestión.

Lo tomamos de «Une femme» (Gallimard, 1987), libro traducido al español por Lydia Vázquez (Cabaret Voltaire, 2020):

«Así solo encuentro a la mujer de mi imaginario, la misma que, desde hace unos días, en mis sueños, vuelvo a ver viva, sin edad precisa, en una atmósfera de tensión semejante a la de las películas de miedo. Querría aprehender también a la mujer que existió fuera de mí, la mujer real, nacida en un barrio rural de una ciudad pequeña de Normandía, y muerta en el servicio de geriatría de un hospital de la región parisina. Lo que espero escribir de manera más justa se sitúa sin duda en la intersección de lo familiar y lo social, del mito y la historia. Mi proyecto es de naturaleza literaria, puesto que se trata de encontrar una verdad sobre mi madre que solo puede alcanzarse mediante palabras. (Es decir que ni las fotos, ni mis recuerdos, ni los testimonios de mi familia pueden procurarme esa verdad.) Pero quiero permanecer, en cierta forma, por debajo de la literatura». (pág. 24)

Nunca me dejarán de sorprender los libros que, parece, obligan a tragar saliva y lágrimas a escritores y lectores para, precisamente, ser escritos y leídos; esos libros que intentan poner orden, temporal y espacial, a los momentos en los que uno se desnorta, en los que vive en otro mundo fuera del mundo.

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